Justo esta mañana, desayunando con mi pareja, comentábamos lo fácil que es encontrar ejemplos de desigualdad laboral de género en nuestro entorno. Y es que la igualdad, nos guste o no, es la gran asignatura pendiente del mercado laboral.
Comentábamos dos ejemplos muy cercanos: el primero el de una gran amiga a la que su baja maternal le ha supuesto pasar de dirigir proyectos de programación a «tapar agujeros», es decir, rellenar código. El segundo es curioso por que es la propia jefa la que discrimina basándose en la forma de ser de nuestra amiga y no de su capacidad profesional (aplaudida por su aportación en proyectos internacionales). Eso me ha llevado a reflexionar acerca de lo complicado que es conciliar la imagen que las empresas pretenden dar al mercado y en la que invierte una considerable cantidad de dinero y la que permiten (por acción u omisión) que den sus directivos y empleados. Si bien alardean de códigos de conducta del siglo XXI su seguimiento y actuación dista bastante de ser ejemplarizante, ¿queréis ejemplos?, este es de hace muy poquito:
El chochitos: No hace mucho desayunábamos con la noticia del responsable de departamento de El Corte Inglés que catalogaba de «chochitos» a empleadas y colaboradoras femeninas, si bien los medios se han ocupado de soterrar el nombre de los grandes almacenes (uno de sus principales anunciantes). Y lo peor es que su absolución pone en entredicho el valor de la justicia en estos casos.
Pero perdonadme que me haya ido por las ramas, este es un blog de buen marketing y por eso os traigo una maravillosa campaña de Chicco realizada por MullenLowe que mas que experiencial es un buen ejemplo de content…

Comienza con una reunión del jefe de personal con una empleada recién incorporada tras su baja maternal, lo que comienza como una evaluación de su desempeño tras el regreso cambia muy pronto a un sentido homenaje:
tengo que reconocer que el cierre me vuelve loco: «ser madre no es el final de algo, es el principio de todo»… brutal.
Bueno, esperemos que poco a poco las empresas se dejen de postureo igualitario y empiecen a ser tajantes con este tipo de prácticas.